Los días anteriores en Ngorongoro y Serengeti vimos muchos masais y pasamos por varios poblados. Sin embargo, no llegamos a parar. Atraídos por el interés turístico, en los últimos años, los itinerarios de los safaris suelen incluir alguna visita para conocer de cerca la vida de estas tribus (en Tanzania hay aproximadamente 120 diferentes). La nuestra estaba reservada para hoy. A primera hora de la mañana visitamos un pueblo masai a medio camino entre Mto Wa Mbu y el Parque Nacional de Tarangire.
Respecto a este tipo de visitas hay mucha polémica, pues los masais han convertido el turismo en su forma de vida. Saben que los turistas quieren conocerles y que eso les da dinero, por eso a veces resulta una experiencia demasiado comercial y preparada. Aún sabiéndolo, quisimos juzgarlo por nosotros mismos.
El coste de la vista son 50$ por vehículo que llega al pueblo masai, más los donativos que quieras hacer allí. El dinero se entrega al guía masai nada más llegar. Desde ese momento puedes hacer todas las fotos que quieras, e incluso el guía masai y tu guía del safari se ofrecen a hacerte las fotos.
La visita comenzó caracterizándote como un auténtico masai, con tu manta masai y un collar masai para las mujeres, después los masais te dan la bienvenida a su pueblo con un baile típico masai en el que hombres y mujeres saltan, bailan y cantan y te invitan a que lo hagas con ellos.
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Después entramos en una casa masai, construida por ellos mismos y vemos lo que hay en su interior, su cama, su cocina y sus objetos personales. Acto seguido, los masais te muestran su mercadillo masai para que compres algún recuerdo tanzano (curiosamente son los mismos souvenirs que te puedes encontrar en cualquier parte del país).
Luego nos llevaron al “colegio masai”, una cabaña donde se encuentran los masais más pequeños (menores de 4 años). Esto es el momento más duro y el que sinceramente más rabia nos dio. Los niños están completamente sucios (como si no hubieran sido bañados en meses), cosa que los adultos no, llenos de heridas, costras, con mocos y moscas alrededor de su cara. Cuando nos acercamos se pusieron a cantar el abcedario en masai una y otra vez. Junto a ellos había una caja para donativos. Evidentemente, llama la atención que tengan así a niños tan pequeños sólo para conseguir más dinero. De ahí el comentario que hacíamos anteriormente sobre las polémicas que giran en torno a las visitas a los pueblos masais. La vida de sus habitantes gira en torno a sacar dinero a los turistas aunque sea mediante la pena que daban los niños.
Antes de irnos, y aún con el shock de ver así a los niños masais, el guía masai nos mostró cómo hacían fuego ellos mismos y los masais se despidieron amablemente de nosotros.
El resto del día lo pasamos de safari por el Parque Nacional de Tarangire, el sexto más grande en Tanzania después de Ruaha, Serengeti, Mikumi, Katavi y Mkomazi. Tarangire es famoso porque alberga una alta densidad de población de elefantes.
La experiencia fue diferente a la del resto de días, pues este parque está lleno de árboles y es más difícil ver a los animales, además muchos de ellos se concentran en el río Mara y este queda alejado del camino marcado para los jeeps turísticos.
Aún así, vimos ñus, impalas, cebras, gansos, buitres, elefantes, facóqueros, dik diks, avestruces, ave martillo, monos verdes, antílopes de agua, calaos de la tierra y búfalos.
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Como reflexión final después de haber visitado Ngorongoro, Serengeti y Tarangire, tenemos que confesar que nos quedamos con Serengeti como número 1. Ngorongoro también está muy bien y es recomendable visitarlo. En cuanto a Tarangire, después de haber visto tanta fauna africana en Serengeti, hubiéramos prescindido de su visita. Sin embargo, lo recomendamos como primer parque que visitar si se trata de un safari de más días, pues empezar por Tarangire y continuar por los otros dos, es ir de menos a más. En nuestro caso, lo hicimos al revés porque no creíamos que veríamos tantos elefantes en Serengeti, pero nos equivocamos. En cualquier caso, como ya sabréis, un safari no está escrito, todo es suerte.
Al salir del Parque Nacional de Tarangire, paramos a darle algo de comida a un grupo de niños masais con la cara pintada de blanco. Esto significa que en poco tiempo participarán en la ceremonia de iniciación, el paso de la infancia a la edad adulta.
Hoy acabamos el safari con Udare. Mañana seguimos visitando el país pero cambiamos de empresa para realizar otras visitas. Por eso hemos buscado un punto intermedio donde alojarnos de tal forma que una empresa nos deje allí y otra nos recoja. El lugar elegidio fue Makuyuni. Nuestro guía Said se extrañó de que hubiéramos elegido esta ubicación, pero mirando por Booking encontramos un hotelito por 35€ la noche con desayuno incluido. Según nos decía no es una zona donde se vean turistas, pero, una vez llegamos y chequeamos el hotel y Said habló con el dueño, se quedó mucho más tranquilo. Total, tampoco nos íbamos a ir a explorar el lugar, sólo hacer una noche. El caso es que la experiencia con el personal y las instalaciones fue un tanto complicada, por lo que no vamos a recomendar el hotel (el cual ha desaparecido de Booking, seguramente por los pésimos comentarios que les dejamos). Sin embargo, cenamos, nos duchamos y descansamos sin problema.
Un comentario en «DÍA 6: Pueblo Masai y Safari por Tarangire»