Fin de semana en Budapest

Budapest es considerada la ciudad más hermosa del Danubio y uno de los puntos de la famosa ruta por las ciudades imperiales: Viena, Praga y Budapest. Mucha gente hace el circuito por todas ellas en una semana, pero nosotros hemos preferido conocerlas por separado y en diferentes épocas del año.
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Volamos a Budapest de Viernes a Domingo con la compañía Wizz Air saliendo a las 20:35 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas y llegando a las 23:45 horas a Budapest. Como llegamos tan tarde, no nos quedó otra que contratar un transfer privado con la compañía Latino Travel con el que quedamos encantados y sólo nos costó 42€ (ida y vuelta). Nada más salir del avión ya nos estaban esperando con un cartelito para llevarnos al hotel que reservamos al Hotel Orion Varket y que nos costó 76,47€ las dos noches. Su ubicación es bastante buena, a tan sólo 15 minutos andando del centro y perfectamente conectado con las principales líneas del tranvía.

SÁBADO

Nuestra ruta turística por Budapest comienza a primera hora de la mañana para no variar. Madrugamos y subimos al Castillo de Buda en su famoso funicular, el segundo construido en Europa e inaugurado en 1870. El trayecto de ida y vuelta en el funicular cuesta 1.200 HUF por persona, unos 3,86 € al cambio (como es habitual, antes de viajar al destino, cambiamos el dinero en la oficina de Cecabank en Madrid, pues para este tipo de escapadas no conviene perder tiempo en buscar oficinas de cambio en la ciudad destino). Desde las 07:30 de la mañana el funicular está funcionando y una vez arriba tendréis la primera visión de la ciudad de Budapest (siempre y cuando el cielo no esté encapotado y las nubes tapen la ciudad).

El Castillo de Buda, también conocido como Palacio Real, lo veremos sólo desde fuera, ya que dentro alberga la Biblioteca Széchenyi, la Galería Nacional Húngara y el Museo de Historia de Budapest. A estas horas de la mañana, aún hay poca gente por la calle y las cafeterías para desayunar aún están cerradas (¡sólo son las 09:00!). Decidimos caminar hasta la Iglesia de Matías, cuando nos encontramos con el Vár Bistro donde paramos a desayunar unos tés y unos brownies deliciosos.

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Una vez con el estómago lleno fuimos a visitar la iglesia católica más famosa de Budapest: la Iglesia de Matías. Visitarla cuesta 1.500 HUF por persona (unos 5€ al cambio) y merece mucho la pena. A nuestro juicio es una de las iglesias más espectaculares que hemos visitado nunca, tanto por dentro, como por fuera (abre de 09:00 a 16:30 horas.)

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Junto a ella se encuentra el Bastión de Pescadores, un mirador situado en la colina de Buda y desde cuya cima se puede contemplar Pest en todo su esplendor y desde donde obtendréis las mejores vistas del Parlamento de Budapest. Nosotros lo vimos por la mañana, pero si vais al atardecer, disfrutaréis de la belleza de esta ciudad iluminada.

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Después de hacer infinidad de fotos, nos introducimos en el Laberinto del Castillo de Buda (abre de 09:30 a 19:30 y cuesta 2.000 HUF por persona, 7 € al cambio) que se extiende a lo largo de más de 1.200 metros de longitud por el submundo y en el que podréis ver pinturas rupestres, fuentes, columnas, estatuas… Nos gustó bastante el recorrido, además íbamos solos y la sensación era más extrema al entrar en cuevas donde apenas llegaba la luz y en las que tenías que ir sorteando charcos y pozos.

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El siguiente paso a seguir en nuestra ruta sería cruzar el Puente de las Cadenas que antiguamente unía las ciudades de Buda y de Pest. Es obligatorio verlo de día y de noche. Como hemos dicho anteriormente, Budapest es una ciudad que debe verse iluminada, pues prácticamente cambia mucho de verla de día a verla de noche y generalmente gusta y dice más de noche.

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Tras cruzar el Puente de las Cadenas, nos dirigimos (caminando en paralelo al Danubio) hacia el Parlamento de Budapest, el edificio más emblemático de Hungría y uno de los más grandes del mundo. Nosotros sólo lo fotografiamos por fuera, pero hay visitas guiadas en castellano todos los días a las 10:15, 13:15, 14:15 y 16:00 horas. Junto al Parlamento también se encuentra el Museo Etnográfico que también veremos sólo exteriormente.

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A continuación, atravesamos la Plaza de la Libertad, incrustada entre el edificio de Televisión estatal y el Banco Nacional de Hungría y  llena de monumentos tanto del holocausto como del ejército soviético. De ahí, seguiremos caminando por la ciudad hasta llegar a la Opera de Budapest y la Gran Sinagoga, las cuales fotografiaremos por fuera.

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La parada para comer la realizaremos en la Calle Vaci Ucta, la más famosa de Budapest. Es una calle peatonal llena de comercios, tiendas de regalos y restaurantes de comida de la zona y donde no faltan las pizzerías y restaurantes de comida rápida.

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Entre las 16:00 y las  16:30 anochece en Budapest en estas fechas por lo que entre la hora y que estamos un poco cansados, decidimos sacrificar la subida a la Ciudadela por ir a descansar un rato, pero os recomendamos el paseo hasta ella, pues las vistas de la ciudad son inmejorables.

Descansamos un rato en el hotel y salimos a visitar el ruin bar más famoso de todo Budapest (está en la lista de los 100 mejores bares del mundo elaborada para Lonely Planet): el Szimpla Kert. Se trata de un edificio completamente abandonado y en ruinas, que destinado a ser demolido, ha sido rediseñado como bar a través de objetos reciclados. Nos encantó. No podéis iros sin tomaros una cerveza aquí y picar algo. El ambiente es único.

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Para finalizar el día, volvemos al hotel dando un paseo y fotografiando la ciudad de noche, sus puentes, edificios, monumentos, mercadillos navideños… Budapest de noche es espectacular.

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DOMINGO

No podemos irnos de Budapest sin disfrutar de una jornada de relax en su balneario más conocido, el de Szechenyi. Cogimos un taxi por la mañana temprano y allí nos plantamos (abre a las 06:00 horas y cuesta 19€ por persona). La experiencia es curiosa. Bañarse en aguas termales en pleno Noviembre.

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El Balneario Széchenyi cuenta con 15 piscinas termales interiores, 3 piscinas termales exteriores, una piscina exterior con jacuzzi, 10 saunas y baños turcos, diversas salas de masajes, aquagym, tratamientos anticelulíticos, tratamientos de belleza, etcétera. La entrada standar incluye taquilla (tú tienes que llevar toalla, chanclas o patucos y gorro) y acceso al vestuario para cambiarse. Unas tres horas son suficientes para probar todas las piscinas y conocer el balneario.

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Después del balneario, pasamos por la Plaza de los Héroes para hacer las últimas fotografías a la ciudad y tomamos el metro de Budapest para volver al hotel (picando algo de camino en los mercadillos navideños), recoger nuestras maletas y esperar al transfer de LATINO TRAVEL que contratamos para que nos lleve al aeropuerto.

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A las 16:30 ya estamos diciendo adiós a Budapest desde las alturas.

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Acerca de viajerosnonstop

Soy Sandra, una periodista y bloggera treinteañera apasionada de los viajes. Cuento mis aventuras por el mundo y te ayudo a organizar las tuyas.

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