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DÍA 7: Tribus del lago Eyasi: hadzabe y datoga

Hemos viajado a Tanzania para ver animales en libertad pero también para conocer de cerca a los masais y a los últimos bosquimanos que habitan en África (cerca de 13.000 actualmente). Estos últimos son el objetivo del día, el cual hemos cumplido realizando una excursión privada con la empresa Nyange adventures.

A primera hora de la mañana (lo que vienen siendo en Tanzania las 06:30 am), el conductor (Dennis) y la intérprete en español (Alicia) nos recogen en Makuyuni para poner rumbo al lago Eyasi, donde se encuentran las tribus que buscamos. A mitad de camino, paramos para recoger el pic-nic para comer y al guía local que nos acompañará a buscar a los bosquimanos, pues son tribus africanas nómadas y por tanto no tienen una ubicación fija (¡hay que buscarlos!).

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Tras un largo trayecto en furgoneta por pedregosos y polvorientos caminos imposibles, llegamos al poblado de los hadzabe, una tribu africana que basa su supervivencia en la caza y en la recolección de frutos (principalmente, frutos del bao bao).

Al llegar al poblado, saludamos a los hombres y vemos cómo despellejaban a un animal (desconocemos si era un zorro o un chacal). Se trataba de su comida del día. Los bosquimanos cazan todo lo que se mueve para alimentarse, salvo personas y hienas (ya que estas se comen a los muertos y les tienen gran respeto) y compran sus flechas a los datoga. Sus armas estaban al alcance de nuestra vista, incluso la cabeza de un jabalí recientemente cazado.




Después de estar un rato viendo cómo preparaban sus arcos y flechas, fuimos a conocer a las mujeres de la tribu. Estas estaban más apartadas, sentadas a la sombra, fuera de sus cabañas y cuidando a los niños.


Entre tanto, nos invitaron a ir de caza con tres de los hadzabes. Cogieron sus arcos y nosotros, unas botellas de agua. Alrededor de una hora estuvimos andando por el bosque tras ellos; sin embargo, no era la hora de cazar, ya que casi era mediodía y ellos suelen cazar por la mañana. El resultado fueron dos pájaros. El hadzabe que cazó uno de los pájaros nos lo enseñó e instantes después le mordió la cabeza ante nuestras atónitas miradas, se lo entregó a una de las niñas más pequeñas y ella empezó a desplumarlo para ponerlo al fuego junto con el animal anteriormente despellejado.


A la vuelta de la sesión de cacería, tocaba practicar el tiro al arco. Nos dejaron sus armas y probamos nuestra puntería (que no fue tan precisa como la suya). Aquí acababa nuestra visita a la tribu de bosquimanos.

Comenzamos una nueva búsqueda, la de la tribu de los datoga, no sin antes hacer una parada en el único lugar donde podían beber agua en época seca las tribus cercanas.


Tras otra pausa para comer, alcanzamos el poblado de los datoga. Esta tribu nos pareció mucho más moderna que la de los bosquimanos. Nos recibieron las mujeres datoga con sus hijos pequeños y nos mostraron sus casas por dentro (mucho más grandes que las de los masais).


También nos enseñaron cómo molían con una piedra unos frutos que luego mezclaban con agua para hacer una masa saciante con la que se alimentaban. Algunas de las mujeres vestían con ropas de piel de animal, eso significaba que estaban casadas (en la tribu datoga el hombre puede tener hasta tres mujeres).

En otra parte del poblado, se encontraban los jóvenes datoga que fundían el hierro y hacían collares, pulseras, anillos y las puntas de las flechas que luego les compraban los hazdabes.


A diferencia de los bosquimanos, esta tribu lucía más aseada y nos prestaba mucha más atención. Su vida era más “civilizada” e incluso los hijos iban al colegio.
Antes de regresar a Arusha (donde hicimos noche), paramos a ver el lago Eyasi.

En esta ocasión, también contratamos el alojamiento por nuestra cuenta: una habitación doble con baño privado y desayuno en los Rayan Apartments & Safaris por sólo 35€.

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