La tarde anterior nos adentramos en el famoso Parque Nacional de Serengeti, al norte de Tanzania, para llegar hasta nuestro campamento. Pero no sería hasta el día de hoy cuando nos íbamos a dar cuenta de la inmensidad de esta «llanura sin fin» que ocupa un espacio de 15.000 kilómetros cuadrados.
A las 08:30 de la mañana, después del desayuno buffet servido en el comedor del campamento, emprendemos la ruta para encontrar a los principales depredadores de la sabana africana: leones, guepardos, leopardos y cocodrilos, entre otros muchos más.
La «llanura sin fin» impresiona desde primera hora de la mañana, cuando empezamos el recorrido por sus caminos rocosos y vemos los primeros antílopes de agua y búfalos.
El antílope de agua destaca por ser un buen nadador y, aunque no vive completamente en el agua, permanece cerca y en ella se refugia para escapar de los depredadores. Sólo el macho tiene cuernos, que son grandes, largos y curvados hacia delante.
El búfalo es un animal grande y corpulento, con patas cortas y rectas. Destaca por sus cuernos curvados hacia dentro que se unen en la frente para formar una ancha protuberancia. Es dócil y tranquilo, vive en amplios territorios, siempre cerca del agua, y se agrupa en manadas de cientos o miles de miembros lideradas por machos adultos.
Las jirafas de tamaño medio son las siguientes en aparecen en nuestra ruta, seguidas del famoso antílope impala, el mono verde y los babuinos.
Los impalas destacan por ser unos grandes saltadores, capaces de dar brincos de hasta 10 metros de longitud y 3 metros de altura.
Los babuinos son monos abundantes y ampliamente extendidos que son vulnerables ante depredadores naturales como los guepardos y los leopardos.
Por el camino también encontramos animales más pequeños como el ibis sagrada y las ardillas.
Los hipopótamos han sido los primeros grandes protagonistas de la jornadas. Los hemos encontrado en diferentes charcas de agua, sumergidos, protegiendo su piel del sol, y en una zona concreta donde se concentraban decenas de ellos y se sumergían entre sus propios excrementos.
Uno de los momentos más espectaculares vividos hoy ha sido el protagonizado por una manada de elefantes que se han cruzado en nuestro camino y nos han dejado maravillados. Unos más grandes y otros más pequeños avanzaban lentamente hacia nosotros, que en silencio sólo podíamos mostrar fascinación.
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Más tarde volveríamos a cruzarnos con esta manada en una enorme charca en la que iban a llevar a cabo el correspondiente baño junto a más hipopótamos. Unos a otros se echaban agua con la trompa y se revolcaban en el lodo, para después ponerse a comer justo enfrente de nosotros.
Conduciendo por los caminos del Serengeti siempre aparecen animales solitarios como esta leona.
Ha sido difícil pero en algunas charcas hemos visto cocodrilos.
Por la mañana vimos dos leonas, pero por la tarde vimos una embarazada (bastante embarazada), tumbada a la sombra de un árbol y a la cual se la movía bastante la tripa.
Más pequeño que un gato, pero bastante reconocible, también nos topamos con el antílope dik dik (el más pequeño de los antílopes).
En cuanto a las aves, también nos hemos visto avestruces, la cigüeña de marabú y el pájaro serpentario.
Era difícil, pero tuvimos suerte. Ayer vimos un guepardo y hoy, un leopardo. Camuflado en un árbol, se ha hecho de rogar pero lo pillamos a última hora de la tarde.
