Alrededor de las 09:00 de la mañana, después de desayunar en el Eileen’s Trees Inn, cargamos el equipaje en el jeep y comenzamos los safaris del día.
Zona de conservación de Ngorongoro
En 15 minutos llegamos a la puerta de entrada al Parque Nacional de Ngorongoro. Aquí hay un centro de visitantes y los guías y conductores se bajan para gestionar las entradas para los viajeros. Eran poco más de las 08:00 cuando empezaron a llegar decenas de jeeps de otras empresas cargados de turistas. No dábamos crédito de la cantidad de visitantes que llegaban y de las aglomeraciones junto a la puerta (donde vimos una familia de monos).
Entramos al parque y empezamos el ascenso a la parte más alta del cráter para ver sus dimensiones. El día amaneció nublado, por lo que esa primera impresión nos la tuvimos que imaginar. Después bajamos hacia el cráter y comenzó la acción.
Básicamente, un safari consiste en pasarte todo el día en el jeep recorriendo caminos pedregosos y de arena roja a la espera de divisar animales. Cuando ves que hay muchos vehículos parados, eso significa que hay un animal importante ahí.
Durante la mañana vimos muchísimas cebras y ñus. Esto se debe a que una vez al año, estos animales atraviesan en manada las llanuras del Ngorongoro para emigrar. En menor cantidad y en puntos más concretos vimos avestruces, búfalos, chacales y gacelas.
Uno de los momentos más emocionantes fue cuando encontramos una camada de leonas con su madre, echándose la siesta, y más adelante, dos leones y una leona. También estaban durmiendo pero hubo un momento en el que el león se despertó, bostezó, se puso de pie y se volvió a tumbar. Parece simple, pero verlo a tan pocos metros de distancia es fantástico.
Un poquito más adelante paramos a comer en un lago lleno de hipopótamos.
De camino al parque nacional de Serengeti encontramos hienas, facóqueros (el famoso “Pumba” de “El Rey León”) y hasta jirafas.
Zona de conservación del Serengeti
Antes de atravesar la puerta de entrada al Serengeti paramos a hacernos unas fotos con los niños masas que estaban allí. Nos ha llamado mucho la atención la cantidad de masais que hemos visto en Ngorongoro. El pueblo masái es una tribu seminómada, que quiere decir que no viven en un solo lugar, sino que migran con sus casas y pertenencias en busca de alimento y tierra. Está formada por más de 350 000 personas que habitan en África; especialmente en Kenia y Tanzania.
Al poco tiempo de estar en Serengeti tuvimos la suerte de ver un guepardo.
También vimos elefantes, monos verdes, antílopes y más jirafas, cebras, leonas y búfalos.
La noche la pasamos en una tented camp, Serengeti Tortilis Camp, situada en Banagi, cerca del río Banati. Una tented camp viene a ser una tienda de campaña gigante con todas las comodidades de una habitación de hotel y custodiada en todo momento por personal de la empresa y masais.